Algunas ciudades italianas (Italia no fue un país unificado hasta el siglo XIX) fueron los primeros puntos de producción de seda europeos. Italia destacó por su comercio y su industria desde la Edad Media. Las técnicas de producción de seda que salieron de China encontraron en Italia el terreno abonado perfecto para que prosperara. Os hablamos de la producción de seda en Italia.
Introducción
La historia de la seda se remonta en China y otros lugares de Oriente a varios milenios antes de Cristo. Con el tiempo, sus productores originales fueron perfeccionando sus técnicas y mejorando la calidad y resistencia de las telas. Tanta importancia adquirió la seda que se convirtió en moneda de cambio y en la principal mercancía comercial de la Ruta de la Seda.
Italia se convirtió en los siglos XIV y XV en el principal productor de seda de Europa. Y ello fue posible gracias a que se daban allí las circunstancias adecuadas. Sus ciudades estaban más densamente pobladas. Había industrias y trabajadores especializados. Numerosas familias de banqueros y comerciantes ricos prosperaron. Había dinero para invertir y dinero para gastar en productos de lujo. A todo esto se suma que el cultivo de la morera se adaptó bien al clima suave de casi toda Italia. Todo esto fue el caldo de cultivo necesario para que la industria de la seda se asentara allí.
Al igual que en Oriente, en Europa los tejidos de seda se asociaron al lujo y al poder. Una materia prima escasa y unos procesos de producción largos y complejos hacían de esta tela un producto carísimo, inalcanzable para la mayoría.
La seda en la Italia de la Edad Moderna
Iniciada la Edad moderna, en los siglos XVI y XVII, la producción de seda se concentraba en las regiones de Lombardía, Véneto, Liguria y Toscana. En algunas ciudades como Luca, la tradición sedera llevaba para entonces siglos de experiencia e implantación pues había comenzado en el siglo XII. A destacar la industria auxiliar de los hilos, que se instaló más al sur, en Calabria y Sicilia.
A lo que vamos, Europa inicia en el siglo XVI una expansión demográfica y económica como nunca antes había experimentado y con ella la demanda de productos de lujo como la seda. Fruto de ese aumento de la demanda, los focos de producción de la sericultura aumentaron tanto en la propia Italia como en otros países, léase Francia o España aunque en mucha menor medida.
Esta situación boyante se vio alterada en el siglo XVII. Las guerras, epidemias y crisis económicas que asolaron Europa, junto con el agotamiento de las industrias artesanales hicieron que disminuyeran la producción y el comercio. También se unió el hecho de que en estos siglos surgen otros focos de producción de seda en Europa como Francia, con Lyon a la cabeza, Flandes o Inglaterra.
La producción de seda en el Siglo XVIII
El crecimiento económico y sobre todo, la creciente industrialización europea, dieron un nuevo impulso a la fabricación de la seda. La naciente clase media empezó a imitar a las clases sociales más pudientes en sus gustos por ciertos productos de lujo como la seda, de forma que la demanda se hizo más importante. Para atender esa demanda, el número de telares industriales se dobló en apenas 100 años.
En Italia, los principales focos de producción sedera en esa época se localizaban en las regiones del Piamonte, Véneto y Lombardía. Ésta última estaba en manos de los Habsburgo, quienes favorecieron la industria de la seda local con medidas proteccionistas contra la importación.
Podemos concluir que entre las importaciones de seda de Oriente y la producción europea, el consumo de seda en el siglo XVIII era muy importante para el volumen de la población del continente. Hablamos de miles de toneladas de seda al año.
La producción de seda en Italia en la edad contemporánea
La bonanza de la industria italiana de la seda en el siglo XIX se mantuvo, siendo aún una de sus industrias más relevantes; y ello a pesar del aumento de las importaciones y de la producción de sus competidores europeos.
El siglo XX y sobre todo el XXI han vivido los fenómenos de la deslocalización y la globalización de todas las industrias. Por un lado, desaparecen las fábricas locales y se traslada la producción a regiones del mundo con menores costes laborales y por otro, las exportaciones desde Asia son ingentes, además de fáciles y baratas.
Sin embargo, en la actualidad y aun siendo escasa su producción de seda, es cierto que Italia ha conseguido ser reconocida como líder en el mercado de la moda y del diseño de calidad gracias en parte a la larga tradición y buen hacer de sus industrias textiles.
Antes de irnos, unas líneas más para dejaros nuestros apuntes sobre los diferentes tipos de seda y cómo cuidarla para que nos dure toda la vida. También nuestra selección de las 25 mejores tiendas de telas ya que, como sabéis, en Avenio estamos siempre a favor de la seda natural y de los accesorios de moda en seda como los que forman parte de nuestra colección Samarcanda.
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