By María Collado

La Ruta de la Seda fue la mayor ruta comercial de la historia de la humanidad. En su origen, esta vía transcontinental se extendió desde la Roma antigua hasta Japón vinculando dos mundos y dos continentes. En esta entrada os cuento su origen y cómo la Ruta de la Seda contribuyó a la divulgación de conocimientos e ideas.

Chal de seda salvaje color champagne con fleco de abalorios de Avenio

Chal de seda salvaje de la Colección Samarcanda de Avenio

 

Los orígenes de La Ruta de la Seda

Aunque el intercambio comercial entre Oriente y Occidente existía desde la Antigüedad, no había una ruta definida completa, sino tramos diferentes que después formarían parte de la Gran Ruta de la Seda.

Tras el afianzamiento de las relaciones comerciales y la apertura de mercados entre productores, vendedores y compradores, empezaron a realizarse las primeras transacciones de productos en función de la oferta y la demanda.

La región de Asia Central es muy rica en yacimientos de piedras preciosas y semipreciosas y desde fechas muy tempranas empezaron a explotarse minas para la extracción de todo tipo de gemas, en especial, la lasurita, la nefrita, la cornalina o la turquesa, todas ellas muy valoradas en la fabricación de joyas y accesorios de moda.

Diferentes caminos que conformaron La Gran Ruta de la Seda

De esta manera nace la “Ruta Lasurita», que distribuía esta piedra desde Asia Central a Irán, a Mesopotamia y a Egipto. Al mismo tiempo se crea la “Ruta Nefrita» que conecta los antiguos reinos de Jotan y Yarkand con las regiones del Norte de China. En Sogdiana y Bactriana se extraía la cornalina y en Corasmia la turquesa.

Todos estos yacimientos necesitaban de infraestructuras comerciales para la exportación de sus materias primas. Todas estas vías acabarán formando parte de la Gran Ruta de la Seda. 

Los orígenes, pues, de esta gran arteria comercial están en las rutas de caravanas que unían Asia Central con Europa Occidental y China con Turkistán, todas ellas ya existentes en el siglo I a.C.

Sin embargo, no pensemos en una única Ruta de la Seda, pues ésta incluía múltiples caminos.

Uno de los caminos principales es el que atravesaba Asia de Este a Oeste. Comenzaba en la capital de China antigua, Chang’an, y seguía hasta su frontera noroeste a lo largo del desierto de Gobi.

Otras vías discurrían a través del valle de Fergana y el oasis de Tashkent a Samarkanda. En homenaje a este enclave comercial fundamental en la Ruta de la Seda, en Avenio hemos bautizado con este nombre a una de nuestras colecciones de accesorios de moda elaborados en seda.

Diferentes y únicos trayectos rodeaban el desierto de Takla-Makan y llegaban a Bactriana (actual Afganistán) y Merv (actual Turkmenistán), de donde la ruta llegaba al Mediterráneo a través de Persia y Siria.

La importancia de la seda en el comercio Oriente-Occidente

La seda era la mercancía principal que transportaban las caravanas que hacían la Ruta de la Seda, pues fue un producto muy exclusivo y valorado en todo el mundo conocido hasta bien entrada la Edad Media.

Sin embargo, la seda no era el único producto objeto de comercio entre Asia y Europa. Caballos, camellos, metales preciosos, piedras preciosas y semipreciosas, algodón, cristal, pieles, té y otras muchas mercaderías circulaban en las rutas de caravanas.

Para hacernos una idea de su relevancia y como contaba en mi entrada “Telas de seda: origen e historia”, la seda fue muchas veces moneda de cambio para compras y pago de impuestos. Así, en Sogdiana, el valor de un caballo equivalía a diez piezas cortadas de tela de seda.

La seda también se utilizaba como moneda para el pago a trabajadores fabriles, a la soldadesca, a la justicia para ajustar cuentas pendientes, etc.

Para saber más sobre los tipos de seda, os dejo otra entrada dedicada al tema.

Marco Polo y La Ruta de la Seda

No hay constancia de que la Ruta de la Seda fuera así denominada antes de su uso por Marco Polo (1254-1324). El famoso comerciante veneciano conoció el imperio chino de primera mano y transmitió sus experiencias a través de su libro “Sobre las cosas maravillosas de Oriente”.

La primera vez que se menciona como “La Gran Ruta de la Seda” fue en la monumental obra “China”, escrita en 1877 por el científico alemán Fernando von Richthofen

Pero más allá de su valor comercial, las rutas que conformaban la Gran Ruta de la Seda jugaron un papel fundamental en el intercambio de ideas, costumbres, conocimientos culturales y científicos y también religiones.

En las rutas viajaron no sólo comerciantes, sino también geógrafos, artistas y curiosos que nos dejaron sus aprendizajes e impresiones. Gracias a ellos conocemos mejor lo que este comercio significó para el avance social y artístico de la humanidad.