Desde la Antigüedad hombres y mujeres han adornado sus cuellos de muchas maneras, pero para encontrar los orígenes de la corbata tal como hoy la conocemos hay que remontarse al siglo XVII. Abordamos aquí el pasado y el presente de la corbata en la moda.
La corbata, no obstante, tiene una larga historia, encontrándose incluso en el lejano Oriente. El descubrimiento, en 1974, de la tumba del primer Emperador chino, Qin Shihuangdi, quien se hizo enterrar para la eternidad rodeado de 7.500 soldados de terracota, fue toda una sorpresa desde muchos puntos de vista. Uno de los más llamativos fue comprobar que las vestimentas de la tropa ya incluían una corbata anudada, lo que nos lleva a comprobar que esta prenda ya se usaba en China en el 247 aC.
Cierto es que no en todos los yacimientos aparecen soldados y figuras portadoras de pañuelos al cuello pero al menos parece deducirse que la guardia personal del emperador sí distinguía su uniforme con este complemento de moda. El uso de los tejidos de seda en la antigua China estaba muy extendido desde antiguo. De ello da cuenta el hecho de que en varios textos datados en el año 16 aC se mencionan varios miles de rollos de tela de seda que el emperador Ch’eng Ti recibió para su uso.
Sin embargo, la china no fue la única civilización antigua que adoptó el uso de la corbata al cuello pues existen evidencias artísticas que demuestran que los soldados romanos también eran usuarios de esta prenda de vestir. En latín se la denominó «focalium», palabra derivada de «fauces» cuyo significado es garganta y que tuvo, según coinciden los expertos, la categoría de signo distintivo de estatus.
Y sí, llegamos ya al siglo XVII. Al parecer los soldados croatas que formaban parte del ejército del Imperio Austro-Húngaro tenían la costumbre de llevar al cuello pañuelos multicolores regalados por sus esposas o novias como recuerdo mientras estaban fuera de casa.
Esta costumbre croata causó gran sensación en Francia, que enseguida la adoptó, dándole el nombre de cravatte (croata en francés). Su primer uso militar pasó pronto a ser civil. En un principio convivió con los cuellos y pañuelos de encaje cuya fabricación francesa sus gobernantes se aseguraron de propiciar y con anchos cuellos colgantes atados con lazo.
Se cuenta que Luis XIV ordenó diseñar unos pañuelos especiales inspirados en los croatas para los soldados del regimiento real con su propio distintivo bordado. En Inglaterra fue el rey Carlos II quien introdujo su moda a su regreso después del exilio. Durante la Revolución Francesa, la corbata adquirió un valor simbólico y según el color de la que se portaba tenía una significación política u otra.
A partir de 1860 la corbata no empieza a parecerse a las actuales. A partir de esa época el uso de la corbata sale del ámbito militar o político y se democratiza por así decir. El patrón corbatero que todos conocemos se atribuye a un neoyorquino llamado Jesse Langsdorf y data de 1924. Su uso hace evolucionar los cuellos de las camisas, que han de hacerse más grandes para ofrecer mejor acomodo a la corbata. George Brummell, símbolo del dandismo a la inglesa y marcador de tendencias en la moda masculina, convierte la corbata en un must.
La evolución natural de la corbata es la de hacerse más estrecha y larga, a abandonar los tejidos de encaje y a fabricarse en tejidos de seda.
Hasta llegar a la forma actual, la corbata se ha llevado y anudado de diferentes maneras. Desde el estilo Steinkirk, cuyo origen se encuentra en la batalla del mismo nombre en 1692, y que consistía en hacerla pasar a través de un ojal para que no molestara, hasta las estilizadas y patronizadas formas actuales con los nudos más sofisticados.
Ya tenemos a la corbata perfectamente instalada en el vestuario de todo hombre elegante. Después vendrán las diferentes formas de anudarlas y las circunstancias en que se llegó a esos nudos, pero ésa es otra historia.
Aún hoy, la corbata es un accesorio de moda muy usado y regalado, especialmente en las fechas. Simpática la viñeta de Forges publicada en el País en el día de ayer ¿verdad?
Entre los defensores de la corbata están los que afirman que dan un toque de luz a un terno oscuro, que aportan verticalidad a la figura y por tanto la estilizan, que permiten lucir mejor las camisas y sus cuellos, etc.
Entre los detractores se encuentra de todo, hasta los que afirman que se sienten presos de esta prenda o los que la ven como una reliquia del pasado o asociada a una determinada clase social. En este último apartado se encontrarían los políticos o presentadores de TV que se ven más naturales y cercanos vistiendo camisas sin corbata
¿En qué bando te encuentras tú? Por cierto, si vas de rebajas, ya sea una corbata o cualquier otra prenda, repasa los consejos para realizar unas buenas compras, son las claves para acertar siempre.
La corbata ya no es sólo un complemento de moda masculino. Aquí te mostramos cómo también se puede elegir una bonita corbata de pajarita para ella.