En el siglo XVIII las dos grandes potencias europeas, Francia e Inglaterra, pugnan por las exclusivas comerciales tanto en América como en Asia. La Compañía Inglesa de las Indias se establece en India y se asegura el acceso a ciertas materias primas muy valoradas. Retrocedemos en el tiempo y nos disponemos a conocer el chal de Cachemira, historia de un accesorio de moda.

Introducción

Como decíamos, las potencias comerciales de la época necesitaban acceder a ciertos productos, tales como piedras preciosas, te, especias, tabaco, algodón, etc., para abastecer sus fábricas y satisfacer la demanda interna y externa.

Comerciantes, políticos, militares y viajeros empiezan a conocer de primera mano la magia de Oriente y lo que estas tierras tienen que ofrecer.  En los equipajes de los occidentales que regresan a la vieja Europa llegan los primeros chales de Cachemira.

La Francia que perdió contacto comercial directo con India en favor de Inglaterra conoce estos maravillosos echarpes de seda o de lana a través de sus campañas en Egipto.

El chal de Cachemira producido en Asia

El sjal de Cachemira, de donde derivan las palabras chal, schall, shal, shawl o châle, era una pieza de tela de grandes dimensiones utilizada en un principio por los hombres para cubrirse por completo, incluso la cabeza.

paisley chal

Se trata de una prenda tradicional del atuendo persa e indostaní que podría ser heredera del chal babilonio, del que tenemos conocimiento desde la antigüedad gracias a su aparición en algunas obras de arte.  Su técnica de confección parece haber sido importada por los hindúes del Turquistan, una tierra de buenos tejedores, allá por el siglo XV.

En la provincia de Cachemira, en la época de la conquista de India, los tejedores fabricaban chales, echarpes y estolas de gran belleza. Eran muy resistentes al tiempo que ligeros y suaves. Ya desde sus inicios fueron considerados accesorios de lujo no al alcance de cualquiera.

chal cachemira decorado

 

Temas decorativos del Chal de Cachemira

Los principales temas ornamentales utilizados en el bordado de estos chales provenían de los clásicos motivos florales persas, aunque fueron enriqueciéndose a lo largo del tiempo con otros motivos orientales, de forma que cuando llegan a ser conocidos por los europeos del siglo XVIII, se encuentran con gran variedad de ramos de flores emergentes de jarrones,  en forma de palmas, etc.

Marie-Françoise Rivière. 1806

 

El chal de Cachemira llega a Europa

Adoptados por las mujeres europeas de finales del XVIII, los echarpes de Cachemira encuentran terreno abonado para su éxito en la evolución de la moda.  Las prendas de vestir femeninas van abandonando los recargados y pesados trajes del pasado y tienden a hacerse más cómodas y ligeras. La misma María Antonieta,  a quien hay que reconocerle su valor como icono de la moda de su época, había puesto ya de moda un vestido ligero de lino que se conocía por «chemise à la Reine».

chemise a la reine

 

El neoclasicismo estético no se plasmó únicamente en el arte. Esta corriente alcanzó también a la moda; empezaron a llevarse modelos inspirados en la antigüedad griega y romana, tanto en estilo como en telas.  Atrás quedaron los brocados, terciopelos, volantes de encaje y cuerpos con ballenas para dar paso a muselinas y gasas ligeras más pegados al cuerpo.

Es entonces cuando chales y estolas entran en juego, siendo las mujeres inglesas las primeras en utilizarlos para abrigarse y las que marcaron la tendencia.

Un poco más adelante en el tiempo, los chales de Cachemira convivieron con los chales de encaje y especialmente en España con las mantillas españolas.

 

06William_Holman_Hunt_-_Portrait_of_Fanny_Holman_Hunt

 

Los chales y echarpes de Cachemira, tratados en principio como recuerdo de los viajes a India, hacían un magnífico papel sobre los hombros. Su forma rectangular permitía envolverse en ellos de diferentes formas y utilizarlos como un elemento más de seducción.

Lady Hamilton y Josefina fueron fans de estos complementos de moda. Se dice que Josefina ¡poseía más de sesenta chales!

 

Retrato de la Emperatriz Josefina, 1808

 

Tras ellas, todas las mujeres de la época se rindieron a los mismos. Así como en siglos anteriores, las damas aparecían retratadas con sus vestidos llenos de encajes, en estos momentos aparecen con sus orientalizantes estolas, siendo una prenda que se adaptó a la indumentaria tradicional posterior a la restauración francesa.

 

chal cachemira rojo

Fabricación de echarpes de Cachemira

Del chal de cachemira los europeos admiraban tanto su materia prima como su técnica y su diseño.

La materia prima son hilos elaborados de una fibra natural de pelo de una cabra salvaje local, capra hircus, un animal que habitaba en las montañas del Himalaya. Dicha materia prima, de una gran calidad por su suavidad y ligereza, se importaba de Tibet y Asia Central.

Los mejores chales de cachemira se realizaban con la técnica del espolinado consistente en tramas suplementarias discontinuas; se trata de una técnica muy refinada cercana a la de la tapicería y en algunos aspectos al encaje de bolillos.

Para su hilado se necesitaba un telar manual horizontal igual que para las tapicería «basse-lice» de Bruselas. Los hilos de la trama, que servían para la ejecución de los motivos decorativos eran enrollados en una especie de bolillos conocidos en Francia como «espolins», palabra que viene del inglés spool, término que designa un tipo de bobina.

Dicha técnica permitía reproducir multitud de motivos complejos y de gran colorido. Cada motivo tenía sus propias bobinas. El hilado era tan complejo que los hindúes solían tejer los motivos por separado y unirlos en un segundo momento, al igual que se hacía con el encaje de Bruselas. La fabricación de un chal con esta técnica requería de la intervención de varios artesanos y podía durar años.

Como podéis imaginar, con la materia prima escasa y un proceso de producción tan largo y costoso, a duras penas se podía satisfacer la demanda. A esta circunstancia se añadía la dificultad de las importaciones por barco en momentos de guerra entre Francia e Inglaterra, con los puertos bloqueados. De forma que los chales originales apenas llegaban a Europa.