Érase una vez la historia de los nudos de corbata. Así podría empezar esta entrada pues hasta el más pequeño hábito de la moda tiene su origen y su evolución. La forma de anudar corbatas y pañuelos está directamente relacionada con la historia y el uso de este complemento.

El siglo XVII marca el momento en el que la corbata con tal nombre hace su aparición. Aquí es donde entran en escena los soldados croatas con sus pañuelos al cuello. Su llegada a la corte francesa marca el inicio de una moda de vestir masculina que será luego adquirida por toda Europa.

Siglo XVIII. Ya tenemos a Luis XIV, el Rey Sol, con su corbatero particular, encargado de elegir la corbata más apropiada para combinar con el resto de su vestuario y de atársela al propio rey. Carlos II de Inglaterra, a su vuelta a Inglaterra lleva también esta prenda en su equipaje.

Retrato de Luis XIV de Francia

Retrato de Luis XIV de Francia

 

Retrato de Felipe V de España por Jean Ranc

Retrato de Felipe V de España por Jean Ranc

 

La evolución del pañuelo-corbata se encamina hacia dos formas básicas:

1. Un largo foulard de muselina de hasta dos metros enrollado al cuello y rematado con un nudo de lazo que caía sobre el pecho.

2. Un gran pañuelo doblado en pico y atado en la parte delantera.

Con los movimientos revolucionarios europeos llega la guerra entre las corbatas blancas y las negras, de forma que hasta la primera mitad del siglo XIX y según el contexto, portar una corbata negra era síntoma de discrepar de la mayoría, una agitación corbatera que se empieza a calmar en tiempos del Directorio y que deja paso a la moda inglesa y el dandismo.

Una vez la corbata instalada en el vestir masculino, van apareciendo diferentes modos de anudarla. Una de las formas más originales se denominó al estilo «Steinkerque» según la localización de la batalla del mismo nombre y que consiste en pasar un extremo por uno de los ojales de la chaqueta.

 

Ilustración de caballero con la corbata anudada al estilo Steinkirk

Ilustración de caballero con la corbata anudada al estilo Steinkirk

 

En el vestir «arreglado» del hombre del siglo XIX se instala definitivamente la camisa adornada con corbata. El creador de esta tendencia, como diríamos ahora, fue el inglés George Bryan Brummel (1778-1840), creador del traje masculino moderno y de la idea de que la elegancia pasaba por la corbata.

La tendencia no tardará en llegar al continente y arrasar, como lo demuestra el libro «L’art de mettre sa cravate en seize leçons» cuyo autor escondido tras el seudónimo Baron Émile de l’Empesé era Émile-Marc de Saint Hilaire, amigo de Balzac, quien prologa el texto

«La cravate n’est pas seulement un utile préservatif contre les rhumes, torticolis, fluxions, maux de dents et autres gentillesses du même genre; elle est encore une partie essentielle et obligée du vêtement qui, dans ses formes variées, apprend à connaître celui qui la porte».

 

El balcón de E. Manet

El balcón de E. Manet

Con menos furor del que empezó el siglo, la corbata llega en los años 1900 hasta las mujeres. Es la moda «à la garçonne». «Regate», «Ascot» o «nudo mariposa», de todas estas formas se denomina a la forma de atar la corbata al principio del siglo XX.

Andando el tiempo, este complemento de moda masculino va haciéndose más funcional. El corbatero neoyorkino Jesse Langsdorf tuvo la idea en 1924 del corte en diagonal de la tela y de su confección en tres partes. De esta forma, la corbata se hace más rígida y conserva su forma después de su uso

No es hasta la segunda mitad del siglo XX que la corbata se hace más pequeña, al igual que se imponen los nudos más sencillos,  sus motivos ornamentales se hacen más figurativos, incluyendo las flores y el tejido que se impone es la seda.

Qué decir acerca de los nudos de corbata, aquí teneis la selección de RealMenRealStyle:

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